Wednesday, June 13, 2007

Vendiendo El Drama...

El día de ayer tranquilamente regresaba a mi chalet veraniego (el mismo en que habito durante el resto del año), después de una sesión plenaria de los Coyotes de Reserva del Coro de Coyotes, cuando la claridad llego a mi mente: Después de verme al espejo no pude dejar de sentirme viejo, gordo y feo, con ganas de cambiar mi ropa, mi cabello, mi cara... Un solitario, sin dinero, pobre y miserable; ignorante, estúpido y desabrido; con mis convicciones, sueños y religión destrozados... Entonces me di cuenta de que yo era la broma de la cual nunca había querido reírme...

En un instante todo fue muy claro, una epifanía mitráica... Solución: Suicidio.

¡Que fácil que sería tomar la pistola (ese instrumento de liberación que reposa por las noches a escasos dos brazos de mí) para buscar una muerte digna! Esa solución era tan clara en mi mente, que podía asegurar que no se trataba de terminar con una errática tempestad en la química de mis neurotransmisores, ni tampoco para buscar la salida fácil de un corazón sangrante.

No, esto tendría que ser mi manera de educar a todos aquellos que me rodean, enseñarles la lección por no haber sabido apreciar una gracia concedida por un Dios: Yo, un hombre digno, medianamente atractivo, con una inteligencia y astucia mental incomparables, preocupado por cultivar mis virtudes y combatir mis defectos, desinteresadamente dispuesto a ofrecer una mano al mundo, con la otra intentando alcanzar el firmamento.

Mi último romance con una bala sería la amarga cultura para todos aquellos bárbaros, cuando encontraran mi cuerpo y leyeran la epístola póstuma que mi cadáver sostendría contra su pecho, la cual a manera de testamento abierto a la humanidad, denunciaría las fallas y descuidos que me empujaron a despojarlos de tan precioso regalo.

Casi podía ver los rostros de personas conmovidas por tan emotivo juicio en contra de una sociedad corrupta y decadente, la cual permite que sus genios naufraguen en el mar de la desesperación, para terminar hundiéndose en el fondo abismal del olvido.

Si mi gloria fuese a ser Post Mortem, todo hombre y mujer sería juzgado por el tajo de mi pluma, la cual, si no me llevó en vida a los aposentos de la fama y la fortuna, en mi muerte sería la llave que abriría las puertas de los salones de la inmortalidad.

En ese momento, con una sonrisa de satisfacción en el rostro, casi podía paladear el metal excitado por el fuego de la pólvora traspasando carne y hueso, vaporizando mi sangre y esparciéndola como un fino rocío, bautizando mis últimas letras con sus finas gotas escarlata...

Mis últimas letras... que poético suena, pero ahora recuerdo que esa no es la razón por la que yo escribo. No escribo por mis “últimas letras”, siempre escribo buscando mis “siguientes letras”.

También recuerdo que no escribo para que otros lean mi propaganda y, aunque mis motivos no sean desinteresados, escribo porque me gusta hacerlo; el que alguien me lea es un muy agradable extra. Si ese alguien piensa que soy original, ocurrente, gracioso, introspectivo o inteligente, he logrado mucho más de lo que deseaba, porque lo importante de principio era expresar solamente una idea; darle a mis letras la tarea de engrandecer mi ego las haría demasiado vacías para que yo las soportase.

Vender el drama es muy fácil cuando se busca la atención de compradores ávidos de alimentarse con miserias ajenas. El encontrar una "amistad virtual", gracias al poco talento que puedo vaciar en mis letras, es una recompensa mayor a obtener cientos de partidarios que canten mis loas a condición de que mi pluma sea el arma que sacie su sed de morbo.

100 hipócritas no hacen un grupo de amigos y patear a alguien caído no significa interesarse, la simpatía por alguien realmente puede ser “el amor a primera vista” de las letras electrónicas, si este no se basa en responsabilidades mezquinas.

Ya lo he dicho, vender el drama virtual es muy fácil, pero el entregar algo propio, sin esperar una respuesta, simboliza un compromiso real.





Media luna brillará, la navaja acechará
Ojos bravos de mujer, ¿Que veneno fue?
Celo macho, África, tu abanico se ensangrentará
A mi sino fiel seré, ¿Qué veneno fue?

El corazón que Triana va, nunca volverá, Sevilla...
Con que pasión te enamorará y te embrujará, Sevilla...




Y al alba blanca le contaré lo que yo te amé... Sevilla...

De oro y diamante te cubriré, te seduciré... Sevilla...

Como a una Reina te trataré y te adoraré...

Sevilla...


El Autor Pre-Crisis.






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El Día De Hoy
Presentamos
Al Recién Egresado De Cierta
Prisión En Coldwater, Michigan

El Mismísimo Dr. Eutanasia




Con Su Columna

Nuestros Lectores
Cuestionan A Kevorkian



Estimado Dr. De La Buena Muerte:

Recientemente he sufrido varias decepciones en mi vida, lo cual me ha causado una pena terrible. Entre las cosas que puedo mencionar, está el sorpresivo rompimiento en mayo de John LeCompt y Rocky Gray con mi banda musical favorita, Evanescence, dejando a Amy Lynn Van GiersHartzler como la única integrante original en la agrupación. Después de la salida de Ben Moody (co-fundador de Evanescence) pensé que era lo peor que podía ocurrir, pero ahora mi mundo ha perdido todo sentido.

Lo que causa mi desazón es la posibilidad de que, por un lado, empiece un desfile de músicos hueseros, como Bumblefoot, Buckethead, Robin Finck, Rob Gardner, Paul Tobias o, peor aun, John Corabi, siguiendo a Amy Lee, quien por pura necedad querrá llamar a ese engendro mutante The New Evanescence; por el otro lado, me causa cierta aprensión el que los ex-miembros de la banda se puedan reunir y empezar un nuevo proyecto, decidiendo conseguir una diva que supla a Amy, pero que tenga un “edge” más agresivo, para así llamar la atención por medio del escándalo. Lo malo de ese plan sería que la únicas personas que se me ocurre pueden llenar el perfil hoy en día son Courtney Love o Elton John.

Mis amigos dicen que mi pena es como un proceso, que todo se pasará pronto, lo cual me lleva a mi pregunta: ¿Es cierto que la pena realmente lleva un proceso? Y si es así ¿Cómo funciona este?


El Gran AmyLeeGeek Deprimido.



(Esta es mi foto con Amy en el último Zapatour.
Oculto mi identidad por razones de seguridad,
No porque sea un
AmyLeeGeek
de clóset)


Querido El G ALGo Deprimido:

Aunque la monilla de la foto no está de malos “cachetes” (¡Ja!), creo que mi reclusión penitenciaria, o el hecho que nací en 1928 y al último músico al que le puse atención fue Glenn Miller, me evita el saber de quien diablos estas hablando.

Pero en cuanto a tu pregunta, efectivamente existe una muy difundida definición de la pena, explicada generalmente como una progresión de fases (o un proceso), la cual fue descrita por la doctora Elizabeth Kubler-Ross en su afamado libro "On Death and Dying”, el cual trataba con la forma en que una persona enferma diagnosticada como terminal respondía emocionalmente.

Posteriormente este modelo se ha aplicado de manera genérica, en muchas ocasiones quizás fuera de contexto, a cualquier tipo de dolor emocional que un individuo llega a padecer provocado por algún evento extraordinario.

Las fases identificadas por Kubler-Ross son 5:

Negación (¡Esto no puede estarme pasando a mí!)
Ira (¡Porque me está pasando esto a mí!)
Negociación (Prometo que seré mejor persona sí...)
Depresión (Ya no me importa...)
Aceptación (Estoy listo para lo que vaya a pasar...)

Aunque está fue una manera de proponer la progresión en que surgían las emociones, no necesariamente todas las personas responden de la misma forma, ni se podría decir a ciencia cierta en que fase se encuentra un individuo, ni la duración de la misma.

Eventualmente surgieron adaptaciones que dependían de las necesidades particulares de la disciplina médica, psicológica o filosófica que acogiera la idea. Esto no sugiere de ninguna manera algún tipo de efectividad terapéutica o clínica, pero permite dar al paciente una “guía” del como debería de sentirse, justificando la tormenta emocional que surge bajo una situación tan estresante como lo es el saber que la muerte es inminente, con la posibilidad de una agonía dolorosa, proporcionando más una terapia de auto sugestión que un verdadero mapa el cual seguir.

Pero, a final de cuentas, como dijo alguna vez el gran sabio árabe Zeuqrám Afar El: “Cuando te toca, te toca”... A menos que fueras un paciente mío, claro está.



El doctor Jack Kevorkian es un reconocido médico (sin licencia desde los 90's), con una ligeramente controvertida ética medica que busca la popularización de vivisecciones en prisioneros y la eutanasia voluntaria. Esto lo ha hecho el candidato ideal para suceder al editor original de esta columna, el Dr. Josef Mengéle, quien fuese trágicamente eutanizado por una pianola pro-israelita hace unos cuantos meses.

El Dr. Kevorkian, con su amplia experiencia en el estudio de como liberar a la gente de su miseria, ofrece soluciones a las preguntas que usted desee mandar a nuestra redacción y él personalmente las leerá y dará respuesta

Por lo menos esto será hasta que se lo cargue la Hepatitis C que lo trae por la calle de la amargura, la cual según él adquirió según durante su servicio en la guerra de Vietnam... Esa excusa le hubiera sido útil a Tommy Lee cuando Pamela se enteró de que la contagió.

La quiniela... er, digo, el pronóstico medico no le da más de un año antes de que le tenga que entregar el estetoscopio a San Pedro. Eso lo convierte en un paciente terminal, entonces la duda aquí es (y no es que seamos malagradecidos): ¿Que hacemos respondiendo preguntas a AmyLeeGeeks? ¿Sí No deberíamos predicar con el ejemplo buscando una jeringa y un poco de destapa-caños de alto octanaje para darnos una “muerte digna”?

Solo es una pequeña curiosidad ética...

2 comments:

SangreSanta77 said...

Gracias, Casino.

No me importaría "tener miedo de tí" =P

Miri'ves' tacha sedre.

Sevilla =)

Anonymous said...

Mmm, Elton John efectivamente es una diva pero le falta ese "edge" que mencionas. Qué tal Tina Turner? O Pink?