Thursday, June 14, 2007

La Balada de Sevilla Lass y Casino Kid


SS77 respira profundo y empieza a teclear.


...Ambos se recargaban en el suelo contra el muro de adobe que era lo único que los separaba de sus perseguidores y de las balas que los acompañaban, cubiertos con polvo amarillo que volaba por todos lados después de cada descarga de las armas al otro lado de su trinchera.

Ella tenía una bala alojada en el vientre y otra en un hombro, pero lo que la hacia llorar en ese momento era que estaba segura de que ambos llevarían mucho tiempo muertos para cuándo este día que apenas amanecía terminara. El murmuraba maldiciones para sus perseguidores, habiendo perdido la cuenta de cuantas balas llevaba cargando en su cuerpo, mientras recargaba apresurada y torpemente sus pistolas por la sangre que cubría sus manos y el dolor.

Un silencio tétrico ahogó a la derruida casucha cuando los hombres de la ley cesaron fuego para ver si su última andanada de proyectiles había terminado el trabajo que empezó como una persecución y ahora se encontraba en un punto muerto al tener acorralados a estos desperados. Los guardianes del orden tenían como credo que todo perro tendría su día y este sería el día para estos perros.

Con el polvo asentándose a su alrededor, las respiraciones irregulares de ambos eran los únicos sonidos que escuchaban sobre el zumbido que perforaba los oídos de Sevilla Lass y Casino Kid. Ella dejó una de sus pistolas en el suelo y levantó esa mano para tocar el brazo de él, Casino volteó a verla y cuando miró en los ojos de Sevilla sintió una pena inmensa por ver las lágrimas que lloraba. “¿Vamos a...?” dijo con voz temblorosa ella. “Nunca digas morir” dijo él interrumpiéndola con un susurro y después esbozó esa sonrisa pícara que ella tanto adoraba.

Ella sabía que la salvación era imposible y que la absolución que le prometieron era una mentira, porque ahora solo había una manera de purgar todos sus pecados, era hora de enfrentar a todos sus fantasmas sabiendo que ninguno de los dos volvería a cabalgar de vuelta al sur del cielo. Por esto es que ella tenía una plegaria guardada para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo firmada por una pecadora sin nombre, culpando a este mundo por hacer a un buen hombre malvado, culpando a este mundo por volver a una buena mujer loca, culpando a este mundo que convierte a asesinos en héroes, este mundo en donde el diablo tiene el camino abierto.

Él nunca había tenido algo más que el suelo del camino como cama solamente sabiendo de donde venía pero no a donde se dirigía, un hijo de nadie considerado como el Caín para Abel, nunca disparó primero pero nunca fue el primero en sangrar. Cada noche pedía en silencio al Señor que cuidara el alma de Sevilla, sin pedir perdón para él, solo pedía para sí que se le permitiera ver de frente la bala que lo mataría en su encuentro final. Durante su vida había visto al hombre colgado bailar bajo la luz de la luna llena, las líneas entre hermanos y justicia cambiar y a todo pistolero buscando problemas pensando que ese era su día de suerte (todos se equivocaron). Estuvo ahí cuando el precio por su cabeza se convirtió en el precio de la fama, Casino habrá sido bautizado con whiskey barato pero era solamente un niño queriendo morir como un hombre.

Mirándose los rostros cubiertos por tierra, sudor, lágrimas y sangre estaban seguros solo de una cosa: En esta polvorienta ruina sería el juicio final para ambos.

“Tu dijiste morir primero” respondió sarcásticamente Sevilla. Casino empezó a reír sin poder evitarlo, aun cuando esto le causaba un dolor enorme, Sevilla no pudo evitar reír también dejándose caer sobre el regazo de su compañero. Después de ambos reír histéricamente por un rato, el inconfundible sonido de gatillos amartillándose proveniente del otro lado de la pared que los protegía hizo que Sevilla levantara su rostro hacia el de Casino. “Terminemos el juego” dijo decididamente ella, a lo que él respondió asintiendo.

Apoyándose uno en el otro se ayudaron a levantar, hasta quedar abrazados de pie frente a frente “Te...” empezó a decir Sevilla, pero Casino la interrumpió diciendo “Lo sé”. Ella se desquitó golpeándolo en el pecho mientras se sonreía.

Cojeando hasta la puerta, estaban confiados de que los gemelos Colt que sostenía cada uno en cada mano más las 24 balas dentro de estos eran la partida que necesitaban para enfrentar la escaramuza final en su camino al purgatorio.

Entonces una vez en la antesala de su inminente partida, después de respirar profundo, se miraron a los ojos por una última vez sonriéndose, Casino le dio un guiño a Sevilla y ella respondió tronando un beso al aire.

Para cuando cargaron hacia fuera de la casucha el primer rayo de sol aparecía en el horizonte, dispersando sus siluetas en un destello de gloria.



Por SangreSanta77

2 comments:

Anonymous said...

Jeje "Bonnie & Clyde" meets "The Long Riders" con una onza de "The Empire Strikes Back", pa' darle sabor.

SangreSanta77 said...

Gracias,Moldoon.

*blush*

=0D