“Mi nombre es Boiboi, tengo 3 años y medio y soy un Pastor Alemán. Hasta hace poco tenía un hogar y un trabajo, pero un día decidieron echarme a la calle por un pequeño error y ahora no tengo casa ni amigos, me paseo por las calles buscando que comer y en las noche busco donde descansar, soy un buen perro, pero no sé como llegué aquí...
“Bueno, para ser sinceros, sí sé como llegue aquí, todavía hasta hace un par de meses trabajaba como perro policía, rastreando cadáveres, pero tenía un secreto, un secreto que no sabía un día me obligaría a vivir como indigente... Sufro de Anosmia, no puedo reconocer olores, lo cual es una vergüenza en una familia pura sangre como la mía, por eso desde pequeño tuve que esconderlo de mis padres y mis dueños, con el tiempo pensé que me llevarían con unos niños a quienes no les importaría si podía olfatear o no, pero todo se empezó a complicar cuando de buenas a primeras me enviaron a la academia de perros rastreadores, pero afortunadamente para mí era una carrera ejecutiva de la UVM. Después de aprender el limbo y la conga como Dios manda, me titulé con honores y fue cuando me contrataron para trabajar en la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
“Al principio fue fácil, solamente tenía que memorizar donde se encontraban las taquerías más cercanas a la escena del crimen, así cuando me enviaban en busca de un cuerpo guiaba a los agentes hacia un delicioso trompo de pastor, una parrilla llena maciza, campechanos o suadero, con lo cual la investigación terminaba de manera satisfactoria para todos.
“En fin todo marchaba a pedir de hocico, hasta el fatídico día en que desapareció la niña... todos decían lo importante que era el caso, juro que lo intenté, agudice el resto de mis sentidos pero por un cruel truco de la evolución no pude encontrarla ya que la naturaleza no me proveyó de pulgares en las patas y no moví la cama... entonces empezó mi caída.
“Todos buscaron un culpable y qué mejor que un perro para ser el chivo expiatorio; los gritos, las reprimendas y, ¡oh Dios misericordioso!, El revistazo en la nariz... lo peor fue cuando los medios se enteraron y entonces la pesadilla realmente se desató:”
Un Perro, como lo oye, un perro con cuatro, sí, cuatro patas, las cuales, como le digo, son patas de Arizona, patas racistas...
“Después las redes sociales:”
“Llego un momento en que todos tenían que decir algo de mí:”
“Por favor, denme un hogar donde pueda descansar, perseguir pelotas y seguir siendo el perro tierno y juguetón que era antes de ser obligado a convertirme en tira, soy un perro decente, además se donde se encuentran todas las taquerías del Estado de México.
“Si en su corazón y su casa pueden encontrar un lugar para mí, espero que puedan encontrar lugar para el otro perro que corrieron junto conmigo, Bazbaz.
“Gracias y espero que tú puedas ser el nuevo dueño de Boiboi y Bazbaz, los ex perros de la procu no por nuestra culpa, sino por las circunstancias.”
El anterior anuncio es parte de la campaña S.A.L.U. para evitar la proliferación de perros callejeros parte del servicio social que este, su blog de mano amiga, tiene que prestar por haber inventado la Catapulta Lanza Perros... Good times...